...Cuando llegue a la sala de estar, mi madre estaba sentada en su butaca favorita, leyendo un libro tranquilamente con las ventanas abiertas y escuchando el sonido de los pájaros. Me acerque a ella para abrazarla, y me devolvió una sonrisa reluciente y agradable.
-"Mamá, ¿Me vas a contar un cuento hoy?" .Asistió con la cabeza, dejo el libro que estaba leyendo, y se acerco a la biblioteca a coger un libro.
Estuvo buscando durante un rato en la biblioteca, hasta que encontró el libro. -"Seguro que te gustará". Muy animado me senté en el suelo y mi madre volvió a su butaca, con el libro en la mano.
No paraba de mirarla, esperando a que soltase sus primeras palabras y mi madre me sonrío mientras abría el libro.
- "Bien, voy a empezar:"
Había una vez un niño que nació con unas manchas en su cara. Una mezcla de blanco y marrón decoraba su cara.
Cuando iba al colegio, los niños le miraban de forma distante, murmurando cosas sobre su cara. Cuando el niño se intentaba acercarse a ellos se alejaban aterrados, otros le insultaba:"Porque no nos dejas en paz", "Eso, no te queremos por aquí, feo", "Me han dicho que esas manchas son peligrosas, porque luego te aparecen a ti...". La situación se hacia insoportable para el niño, hasta que un día no pudo aguantar su dolor y se fue a una habitación que usaban para guardar los juguetes y se encerró en ella. Busco soledad y allí se sintió aliviado, pensando que nadie le haría daño. Pasaba el tiempo lentamente en aquella habitación, solo y a oscuras.-"Porque me tratan así.","Realmente soy odiado por ser feo.","¿Seré siempre feo?". Y por más vueltas que daba al asunto, se deprimía más y comenzaba a llorar en silencio.
En ese momento, la puerta se abrió, y la luz ilumino la habitación y al niño. Era una niña: "¿Qué haces en esta habitación, solo?"- Le preguntó la niña. El niño serio, mirando para otro lado: "No me pasa nada, déjame en paz". La niña continuo en la puerta. "Estás aquí solo y llorando. Porque no vienes con los demás". El niño la miró extrañado. "Soy feo, y nadie me quiere...¿para qué ir?..." tartamudeaba el niño pero la niña la coge de la mano: "Yo confió en ti" y le saca de aquella habitación oscura.
Al salir, un grupo de niños se quedaron mirando a la niña y al niño: "Mirad, esa niña está con el feo". La niña le contesto: "El no es un niño feo, y aunque lo sea no nos tiene que importar". -"Pero tiene cosas raras en la cara.". "Si, seguro que es peligroso para nosotros". La niña respondió enfurecida " Lo mismo podría decir de tu alargada nariz, o de la piel tostada de aquel niño u los ojos pequeñitos de esa niña... ¿Por qué le juzgáis de ser distinto de vosotros? ¿Por llevar manchas en la cara es feo?. Vosotros si sois feos, por tratarle así". Los niños asustados,se sorprendieron por aquella respuesta. Empezaron a sentir el sentimiento de culpa y aprendieron una lección importante, que no olvidarán nunca. Ante la vergüenza en sus caras, miraron apenados al niño y le pidieron disculpas uno a uno.
Feliz, el niño se acerco a la niña de antes: "Porque confiabas en mí...". La niña la contesto: "Porque eres un niño como nosotros, y ademas eres mi nuevo amigo". El niño soltó una sonrisa tan radiante, que la niña empezó a reír y se hicieron buenos amigos los dos.
A partir de ahí, nadie comentaba sobre sus feas manchas. Ahora era, un niño normal y corriente.
-"Y con esto se termina la historia". Cierra el libro con delicadeza y se quedo mirándome.
- "Mamá, ¿porqué los niños le hicieron eso a ese niño?" - Pregunté
- "Quien sabe. Es algo que no puedo explicar...."
- "¿Y por qué le dijo que confiaba en él...?"
- "Cuando hay amigos, la confianza es muy importante. Sin ella no serian amigos".
- "Jo, mamá, Que difícil." -Me quejé ante esa respuesta y mi madre comenzó a reír.
- "Todo a su tiempo, hijo...todo a su tiempo. Dime, ¿hacemos un pastel?".
- "¡Sí! - Exclame con todas mis fuerzas". Cogí su mano y fuimos a la cocina para hacer un pastel...
