miércoles, 26 de abril de 2017

Un reecuentro feliz

En una oscura noche, caminaba por las calles, sintiendo el frío invierno de Madrid, mientras iba de camino a mi casa. Al llegar a la puerta del portal me encuentro una taza de café en medio en el suelo. "De algún vecino despitado será, pensé". Extrañada, me agaché a cogerlo y al instante reconocí aquella taza. Totalmente sorprendida ante el descubrimiento, giré y entre las sombras vi a un chico que le conocía muy bien. Empecé a llorar al verle. No podía creer que haya vuelto, después de aquella oscura noche en la estación de Charmatín.

Nos quedamos mirando de pie, observando y esperando a que alguien de los dijéramos algo. Pero no pude aguantar y me abalance hacía él, con un gran abrazo. Estaba totalmente pegada a él, no quería soltarle, quería sentir su aroma, sus músculos del pecho. Oh, que recuerdos, aquellos maravillosos días que nos abrazábamos y disfrutábamos en el parque del Retiro. No quería volver a vivir los terribles días de dolor y soledad y le seguí abrazando con fuerza, mientras notaba como me empezó a abrazarme con sus largos brazos rodeándome y sintiéndome a gusto.
 
Estuvimos un buen rato abrazado, inmóviles, sin decir nada, solo sintiéndonos el uno al otro. Podría haber estado toda la noche así, pero nos separamos un poco para ver nuestros rostros. Al verle, no había cambiado nada: Su cara dulce y redonda, con sus ojos azules que destacaba en la noche. Su nariz larga y fina y sus finos y sensuales...Sin duda, siempre me atrajo el chico. Intenté acercar mi cara para besarle, pero fue mucho más rápido y note como una mano me sujetaba la cintura, mientras la otra me agarraba el cuello, mientras hundía sus labios en los míos. Intenté reaccionar, pero me deje llevar y sentir el placer de como me besa, como me acaricia el cuello, la espalda, el pecho. Quería más, y más y mis sentimientos sobre él, volvieron a florecer rápidamente, abrazándole otra vez, fuertemente mientras él seguía acariciándome por todo el cuerpo. No quería que terminará, quería que se quedará conmigo, para siempre.


Nos volvimos a separar un poco y puso su cara cerca de mi oído para decirme las palabras que tanto quería escuchar: "He venido aquí para verte, porque te quiero"

martes, 14 de febrero de 2017

Mi carta a Elisa [Tercera carta]

Mi querida Elisa:

Después de mucho tiempo, sin tener noticias y ver que nuestra hija Alicia, ha nacido sana y salva, me ha alegrado mucho de su nacimiento estando aquí. Espero vivir para poder verla y cogerla en mis manos. Pero de momento no será posible.

Actualmente estamos avanzando en territorio enemigo, hacia la capital y los oficiales han decido parar la marcha y poder descansar en un pequeño pueblo cercano. Los aldeanos, hartos de la guerra de su país, nos han recibido como héroes, y nos han permitido alojarnos en sus casas amablemente. Por fin, he podido descansar.

Durante nuestra instancia aquí, he conocido el verdadero significado de la palabra paz. No más ruidos por la noche, el silencio del día, las sonrisas de mis compañeros de armas. Todas las cosas positivas que puedes imaginarte, se reune en esa palabra. En el fondo sé que todo esto es un espejismo, porque pronto nos marcharemos, pero al menos disfruto de estos días.

Sin embargo, no podré disfrutar de mi verdadera paz todavía. La guerra me ha cambiado, convirtiéndome en un monstruo que lucha a las ordenes de un país que busca la paz de su pueblo y no tengo piedad de mis enemigos en el campo de batalla, pero en mi interior sigo teniendo un pequeño refugio, donde guardo mi parte humana, los buenos momentos contigo y los deseos de reunirme con vosotras.

Ahora tengo que despedirme, necesito descansar, ya que pronto terminará esta paz y volverá el infierno los próximos días.

Os quiero mucho.

jueves, 9 de febrero de 2017

Mi carta a Elisa [Segunda carta]

Mi querida Elisa:

 Es una gran suerte que haya recibido tu ansiada carta. Pensar que estas bien, al igual que la niña que pronto saldrá, me hace muy feliz en estos momentos difíciles. Ya ha pasado tres meses de mi marcha y sigo sin acostumbrarme a tantas perdidas, por nuestras supervivencias, nuestra libertad.

Nuestra situación es pésima: Las provisiones de comida escasean, y he tenido que comer de cualquier cosa que encontraba en el suelo. El agua, prácticamente casi no tenemos y sobre mi higiene, no recuerdo la última vez que tuve tiempo para ducharme, llevando el mismo uniforme al frente día tras día. Los soldados están cansados del conflicto y luchan sin ganas, deseando que termine y volver a juntarse con sus familias, aunque eso signifique nuestra derrota y la ocupación de nuestro país por una potencia extranjera. No obstante, ante tantas adversidades hemos seguido aguantando los continuos ataques de nuestros enemigos y en los últimos días, hemos visto como el enemigo ha mostrado señales de debilidad y pensamos aprovecharnos de esta oportunidad para lanzar un contrataque.

Debo de dar gracias a Dios, por mantenerme vivo en esta cruel guerra y poder seguir pensando el día que nos veremos juntos. ¡Oh, Elisa, te echo tanto de menos mi vida! Añoro el momento que termine todo esto y volvamos a estar juntos. Sé que pasará tiempo, pero no perderé esa esperanza y seguiré luchando para que llegue el día que me pueda reunir contigo, y con nuestra pequeña hija.

Te quiero mucho.

miércoles, 25 de enero de 2017

Mi carta a Elisa [Primera carta]

Mi querida Elisa:
Cuanto te añoro, en estos tiempos revueltos. Maldigo estas terribles dos primeras semanas terribles. Me han resultado ser años de agonía y desesperación. Totalmente cansado, la noche es mi único momento que tengo para poder escribir. Por suerte, la imaginación me ayuda a soportar esta dura carga, pensando que estás al lado mío, juntos, haciendo caricias y sentir tu calor y tu sonrisa, tener felices momentos.

Pero el tiempo no me deja seguir soñando y los primeros cañonazos, rompe en mil pedazos mi ilusión y los gritos de mis compañeros, me alertan de prepararme lo más rápido posible. Coger las botas y el uniforme manchado de barro y pólvora y mi fusil que es mi único salvavidas en el campo de batalla que libraré estos días.

El miedo me invade ante este gran peligro. El fuego de los cañones, sonando a todas horas del día, acompañado de disparos de los fusiles de los enemigos que intentan matarnos, mientras estamos totalmente quietos, preparando el arma y esperando la señal para disparar contra ellos, mientras tus compañeros van cayendo. Solo estando aquí se puede apreciar, la destrucción, el caos.... la muerte.  No puedo soportarlo, es algo que no puedo describir y no deseo describírtelo aquí.

No quiero estar, es todo horrible y quiero volver. Dejaría todo, solo quiero volver, a estar contigo. Pero debo de ser fuerte y saber que no puedo rendirme. Tengo que luchar por nuestra libertad, por nuestro futuro. Por ello seguiré continuando hasta el final, para bien o para mal, siempre para adelante.

Solo espero que puedas recibirme y recuperar nuestras vidas antes de todo esto.

Te quiero y saluda al pequeño de tu vientre,

miércoles, 4 de enero de 2017

Tristeza en la calle

Una tarde lluviosa de otoño, camino por las frías calles de la ciudad, sin rumbo, en una nube de pensamientos. Cabizbajo y triste, la oscuridad me abraza con cada paso que doy. - ¿Qué hora será? En realidad me daba igual. - ¿Qué hora será? En realidad me daba igual. Solo buscaba intentar despejar una mente que estaba colapsada de tanta información recibida y no era capaz de procesarlo. Alzó la mirada y veo una tienda de joyas que me resulta conocida y me acerco a ver el escaparate. La tienda tiene múltiples de piezas bonitas y organizadas: Rubís, piedras preciosas, diamantes, anillos... Especialmente me quede mirando en esa sección y observo un anillo de compromiso, tan bonito, tan precioso que me encantaba. En ese momento, pensé en ella y empiezo a sentirme mejor cuando la veo en mi cabeza: Su pelo rubio, ondulado y con el fleco a la izquierda, dando un toque de dulzura. Unos ojos negros como los gatos, que encantaban a cualquier persona que los vea de frente. Una nariz respingada y bonita. Labios carnosos y siempre sonriente. Su cuerpo delgado caderas anchas y con unos brazos y piernas bastante largos y elegantes. Sin duda la quiero mucho.

En ese momento, sufrí una descarga de emociones, que invade todo mi cuerpo, pasando a una tristeza absoluta y
mis ojos se empañan de tanta lagrimas y empiezo a ver borroso.- ¿Por qué? Me pregunto una vez y otra. - ¿Qué he hecho mal?  Intento secarme las lagrimas, pero es imposible. Empiezo a sentir un gran dolor el pecho y un vacío que va creciendo en mi cuerpo sin poder hacer nada. Intento alejarme de aquella tienda, pero ya era imposible, no podía quitarme su imagen de la cabeza y no era capaz de controlar mis sentimientos.

Me paro en medio de la calle y meto la mano en el bolsillo y saco el mismo anillo que vi en la tienda, entregue a ella y me devolvió, antes de casarme. No soy capaz de aceptar esta dolorosa verdad. Intento reponerme pero es imposible, la lluvia empieza a caer con más fuerza y noto que mi cuerpo se enfría rápidamente. Ya me da igual en la vida, porque he perdido la única persona que quería. Me siento en el suelo llorando en silencio y triste y cierro los ojos.